En enero del 2003, Slammer probó que tan dañino podía ser un gusano para los servicios públicos y privados. El gusano liberaba una avalancha de paquetes de red, y la cantidad de datos que transmitía a través del internet causó que varios servidores suspendieran actividades casi inmediatamente. Entre las víctimas del gusano se encontraron Bank of America, el servicio de emergencias estadounidense 911 y una planta nuclear en Ohio.
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